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La metamorfosis de las maricosas

De entre todos los habitantes platónikos, las maricosas son sin duda las más deliciosas criaturas. Ligeras y graciosas, el batir de sus alas, como el sonido de un arpa o una risa de cascabeles, reconforta el corazón de quien tiene la suerte de encontrarse con ellas.
Ocurre sin embargo que, como sus primas las mariposas terrestres, las maricosas sufren metamorfosis. De seres encantadores se pueden tornar en demonios alados en un abrir y cerrar de ojos. El por qué de estos cambios repentinos no está del todo claro; hay quienes dicen que se deben a su humor inestable, otros aseguran que están relacionados con la meteorología, incluso algunos eruditos han desarrollado complejas fórmulas matemáticas para explicar tan misteriosas transformaciones. En fin, que no hay quien se aclare.
Para más confusión de los que intentamos entender algo, se han dado casos en los que diferentes visitantes platónikos han visto de manera distinta a las mismas maricosas en el mismo instante. Muchos opinan que esto podría demostrar la teoría que dice que la apariencia y condición de estas enigmáticas criaturas depende de los ojos que las miran: del más puro blanco o un rosa suave pueden pasar al más oscuro de los negros en un santiamén, si el observador está lo bastante triste.
Y, si las maricosas en su estado original son una música alegre para el corazón que las encuentra, cuando se vuelven oscuras producen en él el más punzante de los dolores: gritos desafinados, sombra, vacío.

Ha habido alas negras en mis sueños últimamente.
Pido disculpas por no haber posteado nada ni haber contestado vuestros comentarios durante tanto tiempo. Ahora que el color negro empieza a desteñir, vuelvo a este blog para seguir descubriendo Platonia juntos. Gracias por vuestra paciencia, viajeros platónikos.

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