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¿Recordáis aquel caracol color limón con el que me topé hace unos días y que tenía toda la pinta de ser un habitante de Platonia? ¡Por fin he podido desvelar el misterio de su procedencia! Curiosamente, la clave para avanzar en la investigación se me ocurrió mientras preparaba un bizcocho de yogur (os dejo una foto y la receta aquí arriba). A partir de aquel momento, todas las pistas me condujeron directamente hasta los caralimelos.



Aunque pueda parecer contradictorio, la receta original del bizcocho de yogur no incluye el yogur entre sus ingredientes; lo que ocurre es que nuestros antepasados comenzaron a utilizar yogur como sustituto del ingrediente principal cuando éste empezó a escasear. ¿Que cuál es ese ingrediente? La leche de caralimelo.

Los caralimelos crecen en los caralimoneros, unos árboles platónikos poco comunes. Los frutos, deliciosos y muy aromáticos, son muy apreciados entre los más golosos de Platonia por su dulce sabor a limón y canela. Son unos frutos bien curiosos y colaboradores, estos caralimelos: cuando ya están maduritos, ellos mismos abandonan su rama y bajan por el tronco del árbol, para depositarse en los cuencos llenos de leche que los jardineros platónikos dejan al pie a tal efecto. Allí permanecen varios días, hasta que se cansan de estar en remojo y deciden irse a ver mundo. Entonces los cultivadores ya pueden recoger su cosecha: la leche de los cuencos, aromatizada por los frutos de los caralimoneros, se convierte en la riquísima leche de caralimelo, similar a lo que aquí llamamos leche merengada. Y este sabroso líquido es utilizado por los pasteleros platónikos en la elaboración de toda clase de postres, entre los cuales destaca el bizcocho de caralimelo.

Como es muy difícil encontrar caralimelos hoy día, si queréis podéis seguir preparando los bizcochos con yogur, que también quedan muy buenos! :-)

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