Las abubillas son el animal más representativo de Platonia. Como exploradora de ese no-lugar, me siento especialmente unida a ellas puesto que les debo mi apellido platóniko, Epops; recibí tan distinguido título tras conseguir entablar amistad con estas asustadizas aves, que sorprendentemente se muestran confiadas a mi lado.
Las abubillas platónikas son tímidas, prudentes y muy -pero que muy- presumidas. Avergonzadas de la fama de “apestosas” que tienen sus primas terrícolas, hacen todo lo posible para evitar ser consideradas sucias o malolientes; con este objetivo se asean, cepillan y perfuman primorosamente varias veces al día. Por eso, si paseando por el bosque percibís de pronto un suave perfume de flores silvestres acompañado del sonido de un rápido aleteo, podéis estar seguros de que os acabáis de cruzar con una abubilla platónika.
