Sobre Platonia
Un mundo por explorar
Como es fruto de la imaginación, Platonia no tiene límites: ¿quién sabe a dónde nos llevará esta aventura? Hay tres cosas que sí sabemos:
Platonia está habitada
Allí se crean objetos
Se rige por el amor platóniko
Habitantes
A medida que avanzamos en nuestro viaje intermitente por Platonia, se va dibujando ante nosotros un curioso bestiario en el que las fronteras entre lo terrestre, lo aéreo y lo acuático se difuminan …
Objetos
Muy pocos artefactos tienen cabida en un no-lugar poblado de tan fantásticos seres: los habitantes platónikos se rodean tan sólo de aquellos objetos que contribuyen a un verdadero bienestar y disfrute.
Amor platóniko
En Platonia, lo ideal y lo cotidiano son una misma cosa: partiendo de la convicción de que el presente es lo único que existe, el amor platóniko consiste en encontrar lo bello y lo bueno en los pequeños momentos del día día.
Sobre Úrsula
Exploradora de lo pequeño
Un explorador platóniko o explorador de lo pequeño es alguien que se sumerge en la vida interior de las cosas y, a la vez, observa el mundo que le rodea a fin de encontrar su propio lugar en él.
La mayor parte del tiempo, soy invisible; las pocas veces que me hago ver u oír, tiendo a hacer y decir lo menos apropiado para la ocasión… Sin embargo, en Platonia puedo desenvolverme con la soltura y delicadeza de una mariposa; allí, por mi especial amistad con las abubillas, me llaman Úrsula Epops.
Detrás de úrsula
Fuera de Platonia, mi nombre es Sonia Castillo Galván. Cuando, de pequeña, me preguntaban qué quería ser de mayor, contestaba «fotógrafa del National Geographic».
Aunque no viajo por el mundo real como imaginaba de niña, desde hace casi 2 décadas me dedico a revolotear por Platonia, movida por el placer de crear.
Cuando el ser humano se olvida de que tiene un mundo interior se olvida también de sus propios valores.
Valores que debemos añadir al mundo que nos rodea; debemos crear, inventar.
Si de vez en cuando no emprendemos un viaje por nuestra vida interior con el fin de encontrarnos allí, estos valores acabarán por perderse.
Michael Ende